jueves, 11 de julio de 2013

Cuando tienes un hijo entre tus brazos






Cuando vivía tan intensamente
pensaba muy despacio o casi nada.
Ahora que tengo mucho tiempo,
mi vida transcurre poco a poco:
se nutre más de  una clara fantasía
que de la realidad del vivir de cada día.



Cuando tienes un hijo entre tus brazos
de tal modo tu corazón está ocupado
que te olvidas de ti, tus anhelos apartas
y hasta, de un modo imperceptible,                     

                                  dejas de existir.

En el inventario de esos años,
únicamente pasaron al haber

la dicha de los años vividos para él.



¡Descubrir la semilla que hemos sido
en la pujanza de esa vida que florece
abriéndose a la maravilla de la mirada,
la risa, el llanto, la primeras palabras.
Las manos anhelantes, el paso erguido,
la carrera alocada de un bebé…!

Las primeras preguntas y todos sus ¿por qué?


Lo que nos hace esencialmente humanos
es ese amor que recibimos y que damos.
Que no hay vida completa, realizada,
en el corazón de quien no ha estrechado,
con ternura, un hijo entre sus brazos.


Alcalá de Henares, 11 de julio de 2013
Textos y fotografías realizados por Franziska




6 comentarios:

RosaMaría dijo...

Qué bien reflejadas las emociones y sentimientos que implican tener un niño, su evolución y también la nuestra. Un texto y fotos preciosos. Besos grandotes

. dijo...

cada palabra es exactamente lo que siento, lo que sentí y sentiré siempre acerca de mi hijo y todo lo que significa el y todo desde que apareció en mi vida
y quizá ese "...dejar de existir" es a la vez, un "existir MÁS QUE NUNCA en nuestra vida", ya que ellos nos hacen ser lo más grande de este mundo a la vez que ellos son lo más grande y lo mejor de la vida para nosotros
me has emocionado, es tan hermoso lo que escribiste

y las fotos...ay, si supieras que esas manzanas...o ciruelas? me han llevado a traves del tiempo a mi infancia, cuando las veía colgando de las ramas de los frutales de mis padrinos?
gracias una vez más por llegar a mi corazón :)
un abrazo enorme!!!
claudia

Anónimo dijo...

Cuando tenemos un hijo entre nuestros brazos, el resto del mundo se detiene, nada existe más allá que él y su personita, esa misma que vemos crecer día tras día y que sabemos que llegará precisamente el día en el que vuele del nido, pero hasta entonces todo nuestro esfuerzo, nuestra energía, nuestros deseos son prácticamente por y para él. Es algo tan hermoso y lo has reflejado de una forma tan bonita...

Besos y feliz domingo!!

Claudia dijo...

Hola Franziska como tu bien dices es un placer escuchar a los pequeños grandes musicos. Muchas gracias por tu comentario y por compartirlo. Un lujo como siempre tus palabras y sentimientos expresados en cada post.
Cariños y buena semana.

María dijo...

No hay más felicidad que tener acurrucado a un bebé entre los brazos de la madre, disfrutar de esos momentos tan entrañables es alcanzar la felicidad al máximo de su extensión, son unos momentos maravillosos, y todo parece detenerse entre la mirada al hijo que con caricias le acurruca.

Muy sentida tu entrada, querida amiga.

Un beso.

Anónimo dijo...

!!! Qué es un hijp, para una madre !!! Es felicidad, entrega, amor sin medida, el roce de su piel hace cosquillas en el alma, su tierna mirada es gloria bendita, cuàndo duerme le miras extasíada, nunca te has sentido tan plena.

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