Un invierno sin electricidad en los hogares.
Despensas vacías y rabia contenida
será la
Nochebuena que visite
a millares y millares de familias.
¿Será ésta –porque a
mi me extraña_
lo que hemos dado en llamar la marca España?
Si en nuestra sociedad de hoy,
hubiera llegado al mundo el Niño Dios,
en el suburbio de la ciudad moderna
no habrían hecho fuego los pastores.
Ni sería posible que una estrella condujera
a los tres magos llegados del Oriente
porque la contaminación sañuda y fiera
ocultaría la estela luminosa del cometa.
En una mayor y más completa soledad,
ni mula ni buey o animal alguno
-salvo perro
abandonado o gato asilvestrado-
estarían en guardia y a su lado.
Todo el dinero dedicado a turrones,
bebidas y mariscos debiéramos gastarlo
en que algunos puedan vivirla sin angustia.
Debiéramos querer que alguien sepa que nos duele
que la vida haya
llegado a tratarle de tal modo.
¡Cuánto mejor sería que nuestros ayuntamientos
se dejaran de tantos fastos y luces de colores!
Por una vez siquiera, que las luces se encendieran
en el corazón y en las miradas de nuestro prójimo.
Trabajo para salvar
la dignidad de los hombres.
Fraternidad. Igualdad
de oportunidades.
La paz que da el pan
justamente repartido,
temblando en el portal, es lo que le pido al Niño.
Sin olvidar, tampoco, el refrán:
“A Dios rogando y con el mazo dando”
Si queremos un mundo más justo y solidario,
tendremos que volver a conquistarlo.
A pesar de estas angustiosas reflexiones,
no quiero que cierres este mensaje
sin decirte que para ti son mis mejores deseos.
Que siempre sean contigo la luz, la dicha y el contento.
¡Que el año 2014
realice
todos tus más anhelados deseos!
Alcalá de Henares, 20 de Diciembre de 2013
- Texto realizado por Franziska
Cuando digo que siempre sean contigo la luz, me refiero a la luz que se enciende en el alma y se lleva en la mente: algo que acompaña nuestra mirada, que alumbra el entendimiento, que nos ayuda a entender a los demás.