sábado, 18 de junio de 2011

N A D A


Ni busco ni espero nada

hace algún tiempo escribí:
que era sincera entonces
nadie lo dude de mí.

Sin embargo, ocultaba el deseo
de ser luz en el abismo,
de ser agua en el desierto.
De ser el frío y el viento

que secaran mis anhelos:
todas las cosas, una a una,
que la vida me negó.

¡Cuánta resistencia hice
para ahogar mis sentimientos!
Si nací para cantar
¿por qué tuve que apagar
mi voz hasta la afonía?

Por ahora sólo espero
que el aire y el aguacero
limpien de polvo el sendero
por donde he de pasar.

Mis pies estaban cansados
y la lluvia me empapaba.
Mi cuerpo se resentía:
mi alma se enfebrecía.

La calentura duró
mucho más allá del alba.
Fue entonces cuando escribí
que no me importaba nada.


Nada busco, nada espero.
Sólo al presente me atengo.
De lo que fui nada queda:
ni flor, ni rama, ni fruto.
Del árbol que entonces era
he de hacer una escalera
de peldaños infinitos.”

Y todo eso porque no esperaba nada.
¡¡¡Si llego a tener proyectos!!!

Enseguida me convierto
en una flecha encendida
que va dejando un reguero
de luz por donde camina.

Huir hay que huir, muchas veces,
más que de los otros, de ti mismo.
¡Que en mi mente se urdan historias
que jamás he vivido o pensado

sin duda  revelan que, a mi lado,
vive un ser por mi desconocido e ignorado!



Alcalá de Henares, 18 de junio de 2011
Texto e imágenes realizados por franziska

Palabra: nada
Dador: Avelino Fernández Alvarez

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