domingo, 1 de diciembre de 2013

Memorias





Memorias que no escribiré.
Memorias que ya he escrito
que se desprenden de un árbol
como las hojas marchitas.


Hay otras que nunca mueren
y, de vez en cuando, arriban
-con su tono verde claro-
a alegrarte el corazón.

Memorias pálidas, rotas:
soterradas en las cunetas del alma
que pacientemente aguardan
volver a la vida errática.


Mariposas de vida fugaz y hermosa,
se llaman inspiradoras.
Yo sé que son los fantasmas
que arrastran las cadenas
que hay en un corazón.

En mis memorias de ayer,
he condenado al olvido
aquello que deseó ser y no fue
y a todo lo no deseado
que siempre estuvo a mi lado.



Sin memoria nos perdemos.
¡Cuántas veces he querido
recrearme en el olvido!
Y pocas lo he conseguido.

Y ahora que está muy cerca
el final de mi camino,
quisiera que en la memoria
de los que marchen después

mi recuerdo fuera un nombre
solo de paz y armonía
una llamita de luz:
apenas como un candil 
pero sincera y sentida.

Alcalá de Henares, 1 de diciembre de 2013
Texto e imágenes realizadas por Franziska

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