Cuando no sé qué escribir,
recurro al amor, y puedo
asegurar,
que nunca falla: siempre
hay un matiz,
un aspecto o un mito
que bailan ante mí sus
viejos ritos.
Los temas más redondos y
perfectos
surgieron de ese impulso
incontrolado.
No sé por qué siempre me
ha fascinado
el amor imposible o
malogrado.
El sufrimiento tiene sus encantos.
La ilusión que nos hunde y
avasalla
es lo que nunca olvidamos.
Será que el tiempo mata y
banaliza
el amor más perfecto. Y
luego,
cuando el final de la vida
se aproxima,
nos sorprende que un anhelo
tan lejano
nos entibie, todavía, con su aliento.
Nos cubra y fascine con
sus velos de novia.
Galope como un potro en la
memoria
y esté continuamente
girando como noria.
No siempre el resultado de
esa ecuación
es lo más claro. Algo en
el subconsciente
aflora en cuanto advierte
la menor ocasión.
Ha de tener su sentido y
su razón.
Tal vez el alma siempre ha
clamado por Dios.
Alcalá de Henares, 19 de noviembre de 2015
Texto y fotografías realizados por Franziska
Fotos de otoño, realizadas en las orillas del Henares, acompañada de esa luz tan especial que tiene el otoño.