viernes, 22 de enero de 2010

Igual que un ópalo de irisados tonos y tornasoles




A la sombra de un fragante limonero,
con frecuencia entono en voz baja,
una antigua melodía que me conforta
pues cuenta la extraña historia de una reina.



La mañana que miro es, a mi ojos  inquisidores,
igual que un ópalo de irisados tonos
y tornasoles desde el rojo encendido al amarillo.
Pasan los labradores por el camino


y desde mi ventana oigo, siempre asombrada,
que alguno canta, entre suspiros, las penas
que se ahogan en su garganta.  Yo sigo sola.
Mi mirada no aguarda ningún consuelo.


Nadie me busca.  A nadie espero.


Igual que Penélope, año tras año,
tejo  un manto de ilusiones: no desespero
puede que llegue pronto lo que yo anhelo.
Entretanto, si no hay remedio, tejo y destejo.


Así como en el alba muere la noche, cada amanecer
nos trae una mañana de ópalo cansado, ceniciento a veces;
otras, de carmín, violetas y azules pero nunca falta a su cita:
así hieren mi alma, a veces, el aquilón y el cierzo


y arrasan todas las cerezas en flor que hay en  mi huerto.


Sigo sola siempre tejiendo y destejiendo en mi memoria
los recuerdos de algo que no fue y que debió haber sido.
Ya no hay confusiones todo está claro:
el verdadero amor nace solo una vez.


Como el rey de Ítaca, viajero del vértigo,
vagas en la noche buscando un sueño.
Te alejaste de la patria de amor que hay en mi pecho.
Pero habrás de sentir el ansia que yo siento


y amarme igual que yo te amo
 para volver a buscarme
desde el confín del mundo
y quizás del infierno…


Porque soy la verdad, -nunca olvidada-  
no puedo ser como un objeto abandonado.
Sé que, igual que un ópalo encendido,
luciré en la noche de tus sueños más bellos.

JUEGO DE LA PALABRA DADA
PALABRA: OPALO
DADORA: ROCIO
Texto e imágenes realizados por Franziska






 

lunes, 11 de enero de 2010

Sí, hoy estreno mi traje de nubes de algodón




Sí, hoy estreno mi traje de nubes de algodón
que mañana, lo sé, tenderé para que seque
en la oscura zahúrda de mi pequeña casa
umbría  como un pozo al que jamás llega la luz.


Volveré a vestirme con mis ajadas faldas
a jirones rasgadas por las odiosas zarzas.
Entonces me mirarán de nuevo los ojos ladinos
y las bocas maliciosas reirán entre dientes.


Cautelosas se callan al pasar a mi lado
pero, al alejarme, -siempre hacia el ocaso
que es, sin más opciones, mi destino final-,
habrán de sentenciarme sin ambages:


¡Callad, está loca!  Ssssssssssss… callad!
No sabe que se muestra ante todos desnuda
que, sin pudor alguno, enseña sus carnes macilentas,
su desdentada boca y sus negras ojeras.


Pero callad, la loca no está sorda. ¡Callad!


Hoy estreno mi traje de nubes de algodón.
De mis zancajos no volverá a emerger una zarrapastrosa
que mendiga apoyo y una luz encendida
en vuestro cerrado entendimiento.


¡Hoy estreno un nuevo traje de princesa
tejido con destellos azules y dorados!
¡Tan bello y tan resplandeciente que lo envidiaría
hasta, y aún,  una maga llegada del Oriente!


Alcalá de Henares, 11 de Enero de 2010
EL JUEGO DE LA PALABRA DADA
PALABRA:  ESTRENO
DADORA:  ELIA
Texto e imágenes realizados por Franziska




sábado, 2 de enero de 2010

Nicanor y Melquiades

Nicanor, en busca de pescado,
acudía al mercado todas las mañanas.
Era la rutina el santo y seña de su vida.
Los jueves, adquiría sardinas.


Los miércoles, chicharros o caballa.
El pescado azul ponía a raya.
Y los cinco días restantes, pescadilla.
Y si podía,  merluza en Navidades.


Era el pescadero don Melquiades
un hombre de voz afónica y cavernosa.
Sólo la necesidad le llevaba a la charla
y huía de cualquier discusión acalorada.


Un día Nicanor, a voz en grito,
se quejaba del mal olor de las sardinas.
El tema del olor incomodó a Melquiades
que,  contra  su costumbre,


amenazaba dando grandes voces
con llevarle ante la Guardia Civil.
La voz airada, -ronca o áspera-
no siempre ha de tener razón.
Y dijo Nicanor con mucho tino:


Cállese ya, Melquiades, por favor.
¡Tengamos la fiesta en paz
que aquél que para defender lo suyo, grita
mas que su valor muestra su miedo!
Esto lo saben ya en  toda Europa:


¡Cuando el pescado está podrido, apesta
y ni yo ni nadie lo llevará en su cesta!



Para el juego de la palabra dada
Palabra: voz
Dadora: Teresa
Alcalá de Henares.28 de noviembre de 2009  

Utopia

    Conjugáremos  los verbos sin futuro y ya no existirán condicionales ni conciertos, contratos ni otras causas que el presente c...