jueves, 18 de junio de 2015

LA ESCALERA






Somos como el espíritu del viento
una legión de hálitos fantasmas.
Energías sin paz 
y sin justicia
dormitando en el vacío de la nada.

Fue una casa de pisos de alquiler.
En las buhardillas vivían los desterrados.
En los sótanos, con patios oscuros,
a los que nunca llegaba el sol de la mañana,
un gato ciego y todos los realquilados:

Dos hermanas solteras y enlutadas.
Un mutilado, recién llegado de Alemania.
Un albañil que tenía un vino iracundo.
Un taxista golfo y parlanchín.
Una mujer obesa iba y venía de ninguna parte.

Mirando al hambre cara a cara,
esa mujer erguía su cabeza.
¡En un mundo famélico era tan rara!
Una anciana enjuta y desquiciada
ama de una gallina flaca y desplumada.

Ah, esa voz de la vieja escalera…
¡Cuántas tragedias tendrá en su memoria!

¿Cuánto dolor cargó María
sobre su frágil alma de alondra?
La vimos marchar temblando.
Sin compañía, salió  aquella noche
en busca de su padre.

Es una escalera tan espaciosa…
El arquitecto la imaginó llena de luz
con femeninas curvas sinuosas.
Solícito lugar para el descanso.
Una ruta para la sonrisa  y el saludo.

En la planta primera un gran ventanal
espera que te aquietes y mires las estrellas.
La escalera asciende, puedo asegurarlo.
He oído la voz de todos sus peldaños
gemir y conmoverse en las noches de enero.

Si Dios está en todas partes, está aquí.
Habrá posado sus manos en la barandilla.
Tantos años de descuido y ella se sostiene
sin haber perdido ni uno solo de sus tornillos.
Ahora, el óxido los tinta en rojo carmesí.

En las sombras del tiempo que pueblan mi memoria,
el eco de las risas y alocadas carreras de los niños,
dieron vida a las entrañas de la escalera.
Cuando llegó otro tiempo,
sus labios,  abiertos al silencio del terror,
huyeron al destierro del miedo.

El rastro de un ciempiés nos avasalla.
Estamos en la cuneta del olvido.
Sabemos que nuestra espera es baldía.
En un laberinto de cobardía, ella se extravió.

Casa con ochenta ventanas y ninguna puerta.
María no podrá escapar de su prisión.

Alcalá de Henares, 18 de junio de 2015
Taller de surrealismo de Alberto Cubero.
Texto apoyado en una fotografía de una escalera de principios del  1900. De arquitectura modernista.   La escalera que sirvió de inspiración en nada se parece a la publicada junto a este trabajo que ha sido copiada en los archivos de imágenes de Internet.

Texto: realizado por Franziska
Imagen: copiada en Internet. Desconozco el autor.





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