Si tú fueras un perro que finge ser
un lobo,
yo sería aquel zorro que fingió ser
un perro.
Si tú fueras el trigo que grana en
el trigal,
sería yo la amapola nacida en el
surco del imprevisto azar.
Si tú fueras la noche nublada y sin
estrellas,
sería yo la tormenta que truena y
un instante deslumbra y se aleja.
Si tú fueras el mar con olas que
bañaran mi playa,
sería yo un río con el destino
cierto del que nace al morir y entregarse.
Si tú fueras una nave espacial en
ruta a Marte o a Plutón,
sería yo la nave lanzadera e,
incluso, la cápsula nodriza.
En esta relación no pretendo
cobijarme en tu sombra de olmo nuevo.
Todo lo que siento por ti, lo llevo
dentro:
es todo lo que ambiciono. No hay deseo.
Solo yo podría negarme y, no,
yo quiero las cosas como son.
Amor que rompe las fronteras. Amor
que clama en el desierto.
Ni pido, ni espero ni me das. Amor
idealizado, amor de madre, siento.
Alcalá de Henares, 12 de octubre de 2014
Texto e imágenes realizados por Franziska en la Escuela de Ingenieros de Minas.
Este poema no está encadenado a ninguna palabra dada. Se lo dediqué a una de mis hijas.