martes, 4 de febrero de 2014

Orquídeas y ocasos





Quiero morir en los brazos de la aurora
igual que amé la vida de los sueños.
Quiero pensar que en la fugaz huída
siempre llegué al punto de partida.


Quise silenciar el dolor de mi alma
porque el camino del amor lleva a las penas.
Aunque sea a la vez paraíso y condena
del llanto y la emoción son mis cadenas.



No hay  un mar que no tenga su isla
así como no hay ser que no espere  amor.
Aunque sea en las nieblas de un futuro
aunque sea en el país del nunca llegará.


Todo pasa y se agota y se confunde
y todo es consecuencia de una acción.
Pero ¿por qué la acción del subconsciente
está tan llena y tan cargada de razón?


Cuando el alma está ofuscada por la cólera.
Cuando el viento no sopla a mi favor.
Cuando estoy agitada por cualquier motivo,
te escucho y no te oigo, te veo y no te miro.


Cuando tu alma está cohibida por el temor.
Cuando aún no ha enraizado y  brotado el dolor.
Cuando aún la esperanza leva anclas.
Cuando aún el mar y el marinero
esperan de la noche estrellas y luceros.


Y un placer que retorna pasajero indeciso,
es un incrédulo sin fe ni paraíso dominado,
es un adiós, sin más, a la luz de la alborada
y será un volver a la oscuridad, al vacío y a la nada.



Es buscar a tientas el destino, es batallar
al estilo del Quijote contra aspas de molino.
Es la mayor contienda ganada al corazón
reconocer, en aquél a quien odiamos,
gracias o virtudes que admiramos.




Alcalá de Henares, 4 de febrero de 2014
Raitán




Utopia

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