no está de moda
salvo que nos refiramos
a la high fidelity sajona.
porta el santo y seña de la lealtad.
La una sin la otra,
no pueden existir.
Soy de Asturias. Sobre su tierra bendita,
descansen en paz mis sueños.
Mi alma se forjó en ella,
el mar bravío y sonoro
donde bailaron los celtas, los bravos hijos del norte.
a la madre que me concibió y dio la vida.
Con un amor que no tenía medida.
Me enseñó a recibir cantando
el quehacer de cada día.
Confió siempre en mí.
¡Tengo una duda en el alma,
no sé si la merecí!
Han sido camaradas del camino.
Primero, compañeros de juegos.
Confidentes, después;
el hombro en el que apoyar el desconsuelo.
Conmigo compartieron afanes y desvelos.
Cerca o lejos,
la vida fue mejor pensando en ellos.
al que debo lo más hermoso que he tenido:
los hijos que ambos adorábamos.
¡Qué amor tan hondo y tan sincero,
teniéndolos en nuestros brazos, conocimos!
pero he de confesar que, algunas veces,
sin pretenderlo me he traicionado
por un mal entendido orgullo,
un miedo al fracaso o vete tú a saber por qué.
A estas alturas de mi vida queda claro
que, en la fidelidad a mi misma,
es en lo que yo más he fallado.