No soy estrella
ni monte ni río
ni árbol florido.
No tengo alas.
Camino.
Hace algún tiempo,
corría, saltaba,
brincaba, trepaba,
y un mundo de igualdad soñaba
reflejado en los espejos.
Nací de mujer.
Soy, ahora, apenas la sombra
de un árbol que la dio.
Nunca tuve la opción
de
elegir
el color de mi piel.
Soy la consecuencia
de una ciega unión
llamada Amor.
Empeñada en él
pasé mi vida y, aún hoy,
está la llaga abierta y viva.
Y siendo tan disímiles,
creo que tú eres como yo.
Soy tu imagen del espejo
y, sin embargo, aún no sé
quién está dentro de mí
pues existir es un
caos:
una anarquía de los sentidos.
Confundir deseo con felicidad.
Buscar nuestra dicha donde jamás se halla.
No valorar lo que tenemos.
Creer que somos imperfectos.
Alcalá de Henares, 5 de febrero de 2015
Texto e imágenes realizadas por Franziska para
EL JUEGO DE LA PALABRA DADA
PALABRA: ESPEJO
DADORA: JUANITA GARCÍA LUCENA