sábado, 10 de septiembre de 2011

Verano somnoliento

Verano somnoliento


Esta es la historia de un tiempo
aburrido y somnoliento
de un verano tranquilo
que pasé bajo un almendro.

En aquel pueblo de Cuenca
la historia que hoy se recuerda
ha mil años que pasó.
¡Bah, no has vivido tanto tiempo!

¡Pues, señor, no es otra cosa
que una forma exagerada
de expresar mis recuerdos!

Debí decir que era joven,
que mi vida dependía
de una mirada,
de un gesto, de una palabra…

pues sin ellos me sentía
menos que nadie: la nada.

Yo le soñaba despierta
todas las horas del día
y, en la noche, repetía
mi peculiar letanía.

La historia de un tiempo es
muy confuso y somnoliento.
De un verano entre los pinos
que soñé bajo un almendro.


Cuando no hay marcha atrás
pero tampoco se avanza,
alejarse de la razón
y olvidar los sentimientos

ni es vivir ni es soñar
es locura ya sin más.

Y ahora…
¡Ay quién fuera una paloma
bravía y mensajera!
Y, aunque tarde, este mensaje
llegara donde estuvieras.

Debí escribirlo aquel verano
y entonces, quizás, entonces
le habría dado sentido
a mis sueños malheridos.

¡Aquel verano somnoliento,
de realidades vacío,
aún duerme en mis sentidos
y se despierta y me llora
como un niño consentido!



Alcalá de Henares, 10 de septiembre de 2011
Franziska

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