domingo, 10 de noviembre de 2013

Un lugar al que volver






Soñar con el regazo de tu madre
es recuperar el candor.
Cantar como un ruiseñor,
volar y volar muy alto.
Volver a creer en Dios.


Al mar le debes un amor sin límites
de tal manera ardiente y trastornado
que,  en las oscuras noches de la mente,
has llegado a preguntarte si no habrás sido pez.

De la fusión de los dos, alcanzaste
una pasión idealizada
y un paraíso al que desean volver,
a cada paso,  todas las fibras de  tu ser.
Porque tu patria no es otra que la mar
y los brazos de tu madre y su cantar.


Volver  al mundo de la niñez: la fantasía.
El fabuloso descubrimiento de las hadas.
A lo largo de tu vida te has encontrado
con muchas caperucitas y algunos lobos feroces,
con la lechera del cuento, y los sueños
de Alicia en el País de la Maravillas.


En el cuerpo de aquella niña
que se negó a convertirse en mujer
-se paró a los doce años y no volvió a crecer-
se han marcado las huellas
de  penurias, amores y desengaños.
Sin embargo, luminosa y bella, la Fantasía
florece en tus mañanas cada día.


La realidad no fue capaz de romper
tu alma con sus hierros ardientes.
El primer amor y tus hijos
son otros hitos que siempre justificaron
el sentido de tu vida. Está tu alma encendida.
A cada paso que das, un aroma te acaricia:


Los ojos de aquel muchacho que le dio nombre al amor.
Los abrazos y sonrisas de tus hijos
que perduran y que habitan en tu viejo corazón.

Siempre vuelves arrebatada de emociones
al mar y al mundo de tu infancia.



Alcalá de Henares, 10 de noviembre de 2013
Texto e imágenes realizadas por  Franziska

Trabajo realizado para “El club de las letras mágicas”
Tema sugerido por Aurelio:  Todos tenemos un lugar al que volver



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