viernes, 1 de octubre de 2021

 

La luz en su ocaso.

La noche desierta.

 



El búho en el bosque

atento al sonido

que llega de lejos,

sus ojos alerta.

 

Se oyen rumores.

Las hojas del chopo

esconden temores.

 

Un ciempiés adusto

acciona sus patas

y calza zapatos

de nácar y plata.

 

Los ojos del topo

brillan en las sombras

lo que no se nombra

es su hociquito

 

que husmea el aire

para cerciorarse

que algún murciélago

llegue a estorbarle.

 

La noche cerrada

de luna menguante,

parece encantada.

 

El canto del búho

de ojos abiertos

atentos y prietos

es monotonía.

 

En el alma mía

no hay desconcierto.

Es un mundo abierto

a la luz que emana

 

-cuando la miramos-

y que llega siempre

con la noche oscura.

 

La noche es locura

del dormir despierto

de buscar la luna

que hasta el lago llega

 

a pulir escamas

platear aletas,

de los peces bobos

y de los más hábiles.

 

Vemos las estrellas

lucientes y bellas

que nos oculta el Sol.

Es un hecho raro

que cuanta más luz

más apabullante

es lo que perdemos.

 

Lo que la negrura

oculta y esconde

es lo que ignoramos

y no tiene nombre.

 

 


 Alcalá de Henares, 1 de octubre de 2021

Texto e imágenes realizados por Franziska.


 

 

 

 

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