miércoles, 15 de agosto de 2012

AMARSE A SÍ MISMO




Amarse a sí mismo
es el comienzo
del único romance
que ha de durar  la vida entera.
Los otros amores nos defraudan,
aparecen, nos llenan y, después,
acaban desvaneciéndose en la nada.




Si la vejez resulta tan ingrata
es porque hiere nuestro narcisismo
y reduce la belleza
-de la que hicimos gala-
a un recuerdo que se esfuma
en la penumbra de un ayer
que nunca más ha de volver.

Vejez última infancia de la vida,
es la patria del juego, de la risa,
la que corremos a buscar cada alborada:
footing, yoging y todas las actividades
que nos lleven al mundo de las hadas,
un lugar sin espejos ni mañanas
una patria de amor, de luz, de magia.




Si al bastión del orgullo te aferraras
justificarías  ante ti mismo
y es posible que ante los demás,
que aceptas las cosas, no como son
pero sí como la sociedad pretende,
que las arrugas de tu piel están grabadas
no sólo en tu corazón sino
que han desgarrado tus entrañas.




La vejez de dentro es la de fuera.
No más paños calientes         
quiso decirnos un poeta:
llamemos a las  cosas por su nombre
porque nadie se ofendió jamás
porque se le llamara joven.
Lo más lamentable de todo es esta guerra
entre el poder caduco del mayor


y el ansia del joven que lo espera.





Un mundo como el nuestro
que, del esplender de la juventud
hace su patria y su bandera,
no considera que los niños y viejos
son su pasado y su futuro:
los unos inocentes, los otros desvalidos,
reclaman la atención que se merecen.






JUEGO DE LA PALABRA DADA
 
Palabra:  vejez

Dador:  Claudio Jiménez Villadiego



Alcalá de Henares, 15 de agosto de 2012
Texto e imágenes realizados por Franziska




Nota.-  Las fotogradías de las flores de almendro  fueron tomadas en el mes de febrero de 2010
muy avanzado ya el mes de febrero, en el Parque madrileño de "La Quinta de los Molinos" que fue primero una finca privada y que pasó después al Ayuntamiento.  Esta es la razón por la que se pueden contemplar más de mil quinientos almendros, característica que no se da en ningún otro parque de la Comunidad de Madrid.  Cuando hice esta visita aún eran muy pocos los almendros que habían florecido.  De todos modos, fue como siempre, un auténtico placer. 






  

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