Cuando tú me llamas, tiemblo.
Es
un misterio
porque tú voz llega hasta mí
como a través de los tiempos.
Tiemblo si pienso que vienes
y tiemblo cuando te alejas.
Como un cervatillo asustado,
perdido en el horizonte,
me
estremezco.
Jamás he sentido por nadie
lo que ahora por ti siento.
·
Las ilusiones hervidas
al calor del desengaño
saben a pescado rancio,
huelen como el amoniaco.
Son las
ilusiones flores
que
encontré en mi sendero.
Tus
amores, fueron las piedras
punzantes
de mi camino.
Cuando
vayas a pescar,
no te
olvides del anzuelo:
no te
creas que los peces
son como
el tonto del pueblo.
Yo soy la mitad de uno
y tú el doble de una.
Juntos podemos restar
sumar o multiplicar.
Morena, ni te lo pienses,
¡Vamos a multiplicar
los momentos de encontrarnos
y los instantes de hablarnos!
Un hombre sumiso es un engaño.
Tenlo en cuenta, nunca lo dudes:
Es más de fiar cualquier huraño.
Pensé que me iba a enamorar
pero se conjuró el viento
y volaron las cenizas
antes de encenderse el fuego.
Juro que
la vi mirando
día y
noche sus balcones.
Juro que
la vi llorando
conteniendo
su emoción
el día
que fue a su boda
y él con
otra se casó…
Jurar, si quieres lo juro:
Siempre te he querido a ti.
Solo tenía pobreza
y un arado en las manos.
¡Tú no sabes
lo que es compartir el hambre!
El tiempo todo lo cura,
ya te olvidarías de mí…
Te juro que fue muy cruel,
en ese empeño, mi corazón se
perdió:
a partir de ese momento la
realidad
tuvo un rostro de hacha de pedernal.
Hoy me encontré con tu hija.
Quise abrazarla y no pude…
No sabe ni quién soy yo.
Te juro que hoy he vuelto
a encontrar mi corazón.
Alcalá de
Henares, 4 de febrero de 2019
Texto e imagenes realizados por Franziska
para ser publicados en el JUEGO DE LA PALABRA DADA