Es
un tiempo próximo al Adviento.
El
corazón recuerda otros momentos.
El
instante quizás en que amamos,
en
que quisimos ser buenos, de verdad.
El
recuerdo se envuelve en aromas.
En
olores de canela y limón, a fuego lento.
A
nuez moscada en el sabor del asado.
En
el color y el sabor afrutado de las sidras.
Las
cocinas tenían la fragancia de lo insólito.
Las madres, felices, porque daban
con
un trabajo laborioso y bien hecho,
todo
el amor que cabía en su pecho.
Cantaban
alegres tonadas del pasado.
Sin
pensarlo, iban en pos de ese tiempo
ya
agotado, sin vuelta atrás y sin remedio,
de
esa patria paraíso que es siempre la
niñez.
Ya
hemos crecido y en el final del tiempo
mi
alma se hace más niña a cada paso
y
más honda es la necesidad de crear lazos,
de
recibir abrazos y afectos sinceros.
Es
un tiempo de adviento y el alma
recuerda
y reclama otros momentos.
El
corazón ya no tiene paciencia
quiere
darse entero, a manos llenas.
Alcalá de Henares, 14 de Diciembre de 2022