lunes, 10 de octubre de 2011

Si no pudiera hablar, aún tendré las palabras


Lo más nimio en mi, ahora, se agazapa
y cobra la fuerza de una fiera.
Subir una escalera es una hazaña.
Hacer la compra algo que excede
mis gastados circuitos neuronales:
como los siete pecados capitales

sobre mí caen y me aplastan tanto
que sólo me recobro tras un duelo
de horas y horas de desvelo; luego
a revivir feliz vuelvo de nuevo.

La lluvia que empapaba mis albores,
igual que ayer la siento todavía.
El sol, como siempre lo hizo,
lo hace ahora: calienta mis huesos
y alumbra mis atajos y senderos.

Millones de astros que forman las galaxias
señalan un camino a la esperanza.
¡Quizás hay una estrella que me espera!
¡Puede haber un destino que me aguarda!

Todavía oigo las voces y distingo
los tonos de reproche o de cariño.
Las ondas sonoras del abismo
igual que las del árbol del olvido

Los colores del iris y del cielo
que colman de hermosura cuanto veo,
me despiertan al son del caramillo
por el sendero huraño en que me muevo.

Entre el sabor amargo y el dulce,
mi paladar distingue sin engaños.
Sin embargo, la agudeza de mi olfato
perdí ya hace un tiempo prolongado.

Sobre mi cara se han marcado
las mil fronteras de una vida;
los bellos caminos de mi historia.
¿Quién duda que mi vejez está madura?

A pesar del cansancio que me agota
lentamente, en implacable derrota,
se escapan por los poros de mi piel
las ansias que aún me quedan de vivir.

Cuando el mar acoja mis cenizas
seré como el principio de la nada.
Una más de las arenas del desierto,
del agua evaporada, la nube que se eleva.

Un orgaanismo vivo soy ahora.
Mi cuerpo gastado y peregrino
no consiente que nada estorbe su destino.

Si no alcanzo a correr, caminaré.
Si no puedo cantar, hablo más alto.
Si no puedo bailar, toco las palmas.
Si no pudiera hablar, aún tendré las palabras


Corresponde a un trabajo escrito con fecha 13 de febrero de 2009, ya publicado aunque seguramente fue en mi antiguo blog "Humor, sociedad y poesía"

Alcalá de Henares, 10 de Octubre de 2011

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