Conjugáremos los verbos sin futuro
y
ya no existirán condicionales
ni
conciertos, contratos ni otras causas
que
el presente continuo que tengamos.
La
noche más oscura y de misterio
será
la novia eterna de los sueños
y
habrá de rescatar la patria arisca
donde
naufragaron los anhelos.
El
día será la ocasión del firmamento
para
mostrarnos su luz y sus colores:
nos
miraremos con la verdad en los ojos
y
ligeros de equipaje, por fin, caminaremos.
Excluiremos
el modo imperativo,
y
sólo al conjugar el verbo amar, lo emplearemos.
Sembraremos
un tiempo más justo,
-al
abrigo del aquilón y el cierzo-
y
crecerá la armonía
igual
que ayer florecieron los almendros.
En
el rincón de los olvidos, la esperanza
perderá
todas sus retorcidas ramas:
sin
posibilidades ni futuras mañanas
como
la única alternativa que se aguarda.
En
el triste callejón donde palpitan
las
rencillas, odios y rencores,
no
volverá a llover ni a lucir el sol:
será
como un tiempo subjuntivo
sin
raíces ni tierra en que crecer.
Porque
el mañana no existirá, viviremos
amándonos,
-como Dios ha querido-,
conjugando
un gerundio más dichoso.
El
trabajo será la paz y el pan
que
ha de saciar el hambre y no, la codicia
que
se esconde: ya no será viable
que
los hombres acaparen sin más
alterando
las leyes de Dios que dijo al hombre:
amarás,
como a ti mismo amas.
Comprendiendo
y amando, en fin,
construyendo
la vida en más gerundio.
Alcalá de Henares, 14 de mayo de 2023
Texto y fotos de Franziska
NOTA:
Escrito y publicado por primera vez, en Alcalá de Henares, 25 de julio de 2012; sin embargo, las fotos son del 2017 y los objetos se exhibían en el Museo del Vidrio de Alcorcón, Madrid. El único en España en esta maravillosa especialidad.