doblan las esquinas de la incertidumbre,
fueron jornaleros del campo
manchego.
Arrastran las cadenas del
hambre y del miedo
Buscan en la ciudad un
trabajo honrado.
Han perdido el aire el sol y
la espiga.
Los amaneceres labrando
terrones.
La cosecha, el canto de los
segadores.
El molino, la vid y el olivo.
La ciudad cocina sueños
asequibles.
El aire viciado promete un
mundo dorado.
La casa en el pueblo, se cae
a pedazos
y el pozo artesano, cegó su
caudal.
El retorno al pueblo es una
añoranza.
Un clavo instalado en el
subconsciente.
Pan recién amasado y caliente
y el cordero asado al horno
de leña.
Cada amanecer, el sonido
lejano de los esquilones.
La paz en el alma. Limpios
los pulmones.
Alcalá de Henares, 23 de agosto de 2021
3 comentarios:
Franziska, tu poema nos recuerda a tantas gentes que emigraron a la ciudad en busca de una vida mejor, pero perdieron el aire, el sol y la paz del pueblo. La tierra siempre nos llama, nos espera y es duro alejarse de ella por necesidades básicas.
Mi felicitación por la magia, la ilusión y la entrega que has puesto en tus letras, amiga.
Mi abrazo entrañable y mi ánimo, Franziska.
es un poema que refleja la vida actual, el mundo feliz de las ciudades, que no es feliz como aparenta, y los que añoran lo perdido, pero que está ahi, siempre lo estuvo, pero irse y volver a la naturaleza pareciera ser difícil para sobrevivir. Cuántas contradicciones...
Esa foto de los tornillos es increíble, yo veo una ciudad con sus edificios y rascacielos. Maravilloso todo, como siempre. Abrazo enormee mi Mamiabu, bella y talentosa :)
Tan profundo y cierto más que nunca en esta época. No te imaginas lo bien que me siento de haber regresado a mi terruño, aunque nunca olvidaré lo vivido en esa. Agradecida por las dos cosas. Te felicito y me alegrar leerte nuevamente. Beso grandote
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