
Pudieron acallar mis argumentos.
Mis ansias de comunicar
no quedaron silenciadas.
Mi pensamiento insumiso
se refugió en las palabras vanas.

Las palabras estuvieron siempre:
no hay enemigo capaz de aniquilarlas.
Ellas están vivas y activas
y nunca morirán mal que nos pese.
Se ensartan de una en una
formando un collar de rutilantes lunas.

Una luz constante y placentera
hace saltar las chispas de una fragua
que pule y da forma a las ideas.
Las palabras están y tú lo sabes.
Sólo falta poner en marcha el pensamiento

y llegarán, sin duda, las palabras.
Alcalá de Henares, 18 de Noviembre de 2009
Texto e imágenes de Franziska