Somos
como el espíritu del viento
que
habita en las montañas,
una
legión de hálitos fantasmas.
Energías
sin paz y sin justicia
dormitando
en el vacío de la nada.
Fue una
casa de pisos de alquiler.
En las
buhardillas vivían los desterrados.
En los
sótanos, con patios oscuros,
a los que
nunca llegaba el sol de la mañana,
un gato
ciego y todos los realquilados:
Dos
hermanas solteras y enlutadas.
Un
mutilado, recién llegado de Alemania.
Un
albañil que tenía un vino iracundo.
Un
taxista golfo y parlanchín.
Una mujer
obesa iba y venía de ninguna parte.
Mirando
al hambre cara a cara,
esa mujer
erguía su cabeza.
¡En un
mundo famélico era tan rara!
Una
anciana enjuta y desquiciada
ama de
una gallina flaca y desplumada.
Ah, esa voz
de la vieja escalera…
¡Cuántas
tragedias tendrá en su memoria!
¿Cuánto
dolor cargó María
sobre su
frágil alma de alondra?
La vimos
marchar temblando, agónica, herida.
Sin
compañía, salió aquella noche
en busca
de su padre.
Es una
escalera tan espaciosa…
El
arquitecto la imaginó llena de luz
con
femeninas curvas sinuosas.
Solícito
lugar para el descanso.
Una ruta para
la sonrisa y el saludo.
En la
planta primera un gran ventanal
espera
que te aquietes y mires las estrellas.
La
escalera asciende, puedo asegurarlo.
He oído
la voz de todos sus peldaños
gemir y conmoverse
en las noches de invierno.
Si Dios
está en todas partes, está aquí.
Habrá
posado sus manos en la barandilla.
Tantos
años de descuido y ella se sostiene
sin haber
perdido ni uno solo de sus tornillos.
Ahora, el
óxido los tinta en rojo carmesí.
En las
sombras del tiempo que pueblan mi memoria,
el eco de las
risas y alocadas carreras de los niños,
dieron vida
a las entrañas de la escalera.
Cuando
llegó otro tiempo,
sus
labios, abiertos al silencio del terror,
huyeron al
destierro del miedo.
El rastro
de un ciempiés nos avasalla.
Estamos
en la cuneta del olvido.
Sabemos
que nuestra espera es baldía.
En un
laberinto de cobardía, ella se extravió.
Casa con ochenta
ventanas y ninguna puerta.
María no
podrá escapar de su prisión.
Alcalá de Henares, 4 de agosto de 2021, el texto y las imágenes realizados por Franziska para el juego de la palabra dada. PALABRA: ESCALERA
NOTA:
Este texto se creó en el Taller de surrealismo de Alberto Cubero. Texto apoyado en una fotografía de una escalera de principios del 1900. De arquitectura modernista. No está habitada.
6 comentarios:
O teu poema é magnífico, bem acompanhado pelas fotos.
Os meus aplausos para a tua criatividade.
Continuação de boa semana, amiga Franziska.
Beijo.
Franziska, le has dado vida a una escalera llena de años y experiencia, que resiste por encima del tiempo y las circunstancias. Qué bien nos has descrito sus moradores, sus voces, sus risas y el dolor que muchos han subido y bajado en sus peldaños, amiga...Gran creatividad, que despierta el sentimiento y la admiración. No importa que ya estuviera escrito, lo cierto es que lo hiciste en su momento con voluntad, entrega y belleza.
Mi gratitud por regalárnoslo y espero que sigas animada, amiga.
Mi abrazo entrañable y admirado. Cuídate mucho y disfruta de los regalos de la vida.
Fenomenal ejercicio!
Es más que eso, es un gran texto, simbólico, dramático y con mucha fuerza.
Enhorabuena! Las fotos son tan originales... Cómo el texto.
Un fuerte abrazo 😊
Mucho chulo, me pareció un ejercicio estupendo, alocado y fresco
Un abrazo
Esto que has escrito, atraviesa el alma, tanto como una escalera puede atravesar otros mundos invisibles, hacia arriba o hacia abajo
todo me conmueve en el poema, todo
"¿Cuánto dolor cargó María
sobre su frágil alma de alondra?"
Creo que el alma es tan inmensa e infinita como para albergar el dolor más grande y aún así, sobrevivir.
Abrazo enorme, Mamiabu querida, espero que estés muy bien ♥
Ah... Franziska, has vuelto renovada y con todas la letras y todas las fotos que son tu especialidad... Un abrazo y mis felicitaciones. Te quiero y te admiro amiga
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