martes, 24 de febrero de 2009

Cuerpo




Querido compañero de fatigas:
contigo llegué a este mundo.
A tu lado conocí la inocencia.
Las risas sinceras y los juegos
por ti los tuve y te los debo.

Para mi asombro crecías.
La maravilla de crecer
-comprobada en el espejo-
aún hoy trato de entender.
Reparaba entonces que tus ojos

veían ¡hasta las briznas de polvo!

La maravilla de percibir la luz.
De mirar otros ojos
que buscan en los tuyos.
De recibir la imagen
de todo cuanto amamos.
Con un temblor de gozo,
contemplar las sonrisas de los otros.

A través de tus cinco sentidos
y puede que de otros,
- hasta ayer desconocidos-
profundas experiencias
formaron parte del alma mía:
hicieron guía de mi carácter.


Tus oídos matizaban
una escala primorosa
de infinidad de sonidos:
los matices escondidos
en las pasajeras voces.
El canto de los pájaros,

el croar de las ranas,
el eco del viento cuando silba
y se queda parado en la solana,
y el rugido del mar
cuando se enfada y furioso
azota las rocas de la costa.

El susurro con el amor que se queja
cuando por tu lado pasa:
que, de todos los sonidos
es el más dulce y mejor.

Sin ningún atisbo de duda,
sin frío ni calentura,
diferenciaban el rudo acento
del llanto y del sufrimiento.

Creo que jamás me has fallado.
Siempre que sufrí
estabas a mi lado.
Compañero de dichas,
de luchas y fracasos…

Sólo por ti se hizo en mí la carne
de tres hijos. ¡Fui madre: lo soy!
Ese es mi oficio. El único
que tal nombre merece con honor.

¡Hijo eres del fuego eterno del amor!
Cuando dabas a luz ¡qué maravilla
y qué hermosura fue tu cuerpo!
¡Qué dulce la aventura vivida!
¡Qué hermosos frutos dio tu vida!

Ahora compartes conmigo la añoranza
de esta ausencia punzante de los hijos.
Te emocionas, ríes, te mueves
con alegría. El día que retornan
a nuestra segura cercanía
te olvidas del dolor y se oye
una voz que le canta a la vida.

Epilogo:
¡Aclárate, por Dios!
-mi cuerpo apremia-
¿Los hijos son tuyos o son míos?
¿No serán, acaso, de los dos
más un tercero
que debió intervenir
en la cuestión?




Alcalá de Henares, 25 de febrero de 2009
Texto e imágeness de Franzisk

viernes, 13 de febrero de 2009

Si no pudiera hablar...


Imagen de Franziska


Aún, a pesar de todas las certezas,
no ha llegado la muerte hasta mi puerta.
Lo más nimio en mí, ahora, se agazapa
y cobra la fuerza de una fiera.

Subir una escalera es una hazaña.
Hacer la compra algo que excede
mis gastados circuitos neuronales:
como los siete pecados capitales

sobre mí caen y me aplastan tanto
que sólo me recobro tras un duelo
de horas y horas de desvelo; luego
a revivir feliz vuelvo de nuevo.

La lluvia que empapaba mis albores,
igual que ayer la siento todavía.
El sol, como siempre lo hizo,
lo hace ahora: calienta mis huesos
y alumbra mis atajos y senderos.

Millones de astros que forman las galaxias
señalan un camino a la esperanza.
¡Quizá hay una estrella que me espera!
¡Puede haber un destino que me aguarda!

Todavía oigo las voces y distingo
los tonos de reproche o de cariño.
Las ondas sonoras del abismo
igual que las del árbol del olvido.

Los colores del iris y del cielo,
que colman de hermosura cuanto veo,
me despiertan -al son del caramillo-
en el sendero huraño en que me muevo.

Entre el sabor amargo y el dulce,
mi paladar distingue sin engaños.
Sin embargo, la agudeza de mi olfato
perdí ya hace un tiempo prolongado.

Sobre mi cara se han marcado
las mil fronteras de una vida:
los bellos caminos de mi historia.
¿Quién duda que mi vejez está madura?

A pesar del cansancio que me agota
lentamente, en implacable derrota,
se escapan por los poros de mi piel
las ansias que aún me quedan de vivir.

Cuando el mar devore mis cenizas
será como el principio de la nada.
Una más de las arenas del desierto,
del agua evaporada, la nube que se eleva.

Un organismo vivo soy ahora.
Mi cuerpo gastado y peregrino
no consiente que nada estorbe su destino.

Si no alcanzo a correr, caminaré.
Si no puedo cantar, hablo más alto.
Si no puedo bailar, toco las palmas.
Si no pudiera hablar, aún tendré las palabras.


PATIO DE FILOSOFOS. UAAH. Imagen: Franziska

Alcalá de Henares, 13 de febrero de 2009
Raitán

jueves, 5 de febrero de 2009

Como el agua que mana de una fuente




La sempiterna manía
de disponer de una fecha,
de anclarnos en un día.
Un cumpleaños es un antes
de lo que vendrá después,
un después de lo que ya es…

La suma día tras día
de afanes, melancolías,
de sueños y utopías.
De tibios amaneceres,
de crepúsculos inciertos,
de afanes y proyectos.

Has soportado, gozado o sufrido
cuarenta y cuatro primaveras.
En la meseta, los tórridos veranos
con sus agonías y húmedos calores
de tranquilas siestas soñolientas.

Supongo que has amado –como todos-
y que te ha desesperado la monotonía
del lento aprendizaje y del trabajo.
De otoño llegarán absortos arreboles
de las polvorientas márgenes del río.

La trémula nave del destino
te atracó en el puerto de este oficio
de rimar y decir, sin decir nada;
y sin decir nada, dejarlo todo claro.
Como el agua que mana de una fuente
al inicio mansa, después torrente.



Dedicado a mi querido profesor, Jesús Urceloy,
con motivo de su 44 cumpleaños.

Franziska Alcalá de Henares, 8 Mayo de 2008

Utopia

    Conjugáremos  los verbos sin futuro y ya no existirán condicionales ni conciertos, contratos ni otras causas que el presente c...