viernes, 13 de febrero de 2009

Si no pudiera hablar...


Imagen de Franziska


Aún, a pesar de todas las certezas,
no ha llegado la muerte hasta mi puerta.
Lo más nimio en mí, ahora, se agazapa
y cobra la fuerza de una fiera.

Subir una escalera es una hazaña.
Hacer la compra algo que excede
mis gastados circuitos neuronales:
como los siete pecados capitales

sobre mí caen y me aplastan tanto
que sólo me recobro tras un duelo
de horas y horas de desvelo; luego
a revivir feliz vuelvo de nuevo.

La lluvia que empapaba mis albores,
igual que ayer la siento todavía.
El sol, como siempre lo hizo,
lo hace ahora: calienta mis huesos
y alumbra mis atajos y senderos.

Millones de astros que forman las galaxias
señalan un camino a la esperanza.
¡Quizá hay una estrella que me espera!
¡Puede haber un destino que me aguarda!

Todavía oigo las voces y distingo
los tonos de reproche o de cariño.
Las ondas sonoras del abismo
igual que las del árbol del olvido.

Los colores del iris y del cielo,
que colman de hermosura cuanto veo,
me despiertan -al son del caramillo-
en el sendero huraño en que me muevo.

Entre el sabor amargo y el dulce,
mi paladar distingue sin engaños.
Sin embargo, la agudeza de mi olfato
perdí ya hace un tiempo prolongado.

Sobre mi cara se han marcado
las mil fronteras de una vida:
los bellos caminos de mi historia.
¿Quién duda que mi vejez está madura?

A pesar del cansancio que me agota
lentamente, en implacable derrota,
se escapan por los poros de mi piel
las ansias que aún me quedan de vivir.

Cuando el mar devore mis cenizas
será como el principio de la nada.
Una más de las arenas del desierto,
del agua evaporada, la nube que se eleva.

Un organismo vivo soy ahora.
Mi cuerpo gastado y peregrino
no consiente que nada estorbe su destino.

Si no alcanzo a correr, caminaré.
Si no puedo cantar, hablo más alto.
Si no puedo bailar, toco las palmas.
Si no pudiera hablar, aún tendré las palabras.


PATIO DE FILOSOFOS. UAAH. Imagen: Franziska

Alcalá de Henares, 13 de febrero de 2009
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